Aplaudimos a la partícula sin la cual… simplemente no podríamos aplaudir

El cuerpo humano de un adulto, con un peso medio de 70 kg, contiene aproximadamente 7×10²⁷ átomos, principalmente de oxígeno, carbono e hidrógeno. Con tantos átomos, parecería que deberíamos estar ‘completamente llenos’; sin embargo, la realidad es que más de un 99,999999999999 % del volumen que ocupamos está… vacío.

Entonces, si estamos tan vacíos ¿cómo es posible que podamos aplaudir sin que las manos se traspasen la una a la otra? La respuesta está en un principio asociado a la partícula fundamental que está de celebración, después de que el día 30 de abril de 1897 fuera anunciado su descubrimiento por Joseph John Thomson, por lo que recibiría el Premio Nobel en 1906.

El electrón, cuyo símbolo es e⁻ o β⁻, carga eléctrica −1.602×10⁻¹⁹ Coulomb, y masa 9,11×10⁻³¹ kg (1/1836 la masa del protón) y spin ½, por lo que es de la familia de los Leptones (y por tanto también son Fermiones), y participa en 3 de las interacciones fundamentales: débil, electromagnética y gravitatoria.

Los Fermiones, entre ellos los electrones, presentan un fenómeno conocido como el principio de exclusión de Pauli, por el que, si dos átomos, que están rodeados por una nube de electrones, se aproximan entre sí, los electrones se distribuyen de tal manera que las dos nubes se evitan una a la otra, dando como resultado una fuerza repulsiva.

Cuando aplaudimos, las manos no se traspasan una a través de la otra debido precisamente al principio de exclusión de Pauli.

Im3 es una firma de ingeniería especializada en tecnologías de sistemas eléctricos de señal y de potencia, por lo que aplaudimos fuertemente la celebración del Día Internacional del Electrón.